viernes, 19 de junio de 2009

Monzó me marcó.




-Tranqui, al final le encontrarás el gustillo.
-Que quieres que te diga, prefiero un plato de comida real.
-No seas tonto, te estoy dando las tipos más frescas, las frases más célebres, las ideas más creativas y las historias más alucinantes. ¿No querías convertirte en un buen escritor?
-Pero papá...
-Nada de peros que de lo que se come se cría. Algún día me lo agradecerás.

Mi padre nunca cambió el discurso. Estaba convencido de que si me alimentaba de historias, frases, signos de puntuación, palabras, letras y acentos acabaría siendo un escritor notable. No sé si fue por las abundantes raciones que mi padre me preparó en mi infancia o fruto de la casualidad y coincidencia, pero lo cierto es que me he convertido en un redactor de publicidad reconocido y sobretodo bien pagado, que de vez en cuando se permite sacar un libro por Sant Jordi. 

Recuerdo esos días de menú alfabético. Las negritas me repetían a menudo; las cursivas sabían a carbonara con lima; en cambio las mayúsculas se convirtieron en mi plato favorito ya fueran Times, Courier, Perpetua o American, aunque mi padre nunca me aconsejaba un plato entero de mayúsculas, decía que me haría un escritor agresivo. Si podía elegir las tipos, me chiflaban Arial, Lucida, Mónaco o Tahoma, incluso las negrita las digería sin problemas. 

El día que alcancé la mayoría de edad me zampé un pastel de mayúsculas y minúsculas Tahoma, Lúcida y Mónaco. Todo un banquete para mis papilas gustativas. Mi padre solía decir que mezclar más de 2 tipos nunca era aconsejable, pero habían raras ocasiones en la vida que bien merecían tal sacrilegio.

He de admitir que mi padre tenía razón. Al final le cogí el gusto. A día de hoy no solo sigo con mi menú escrito sino que he abierto el primer restaurante literario que, por cierto, funciona de maravilla. Con el tiempo he ido refinando las tintas, los papeles, las palabras, las oraciones, los párrafos y los relatos; introduciendo nuevas variantes a la manera de cocinar: al horno, a la plancha, barbacoa e incluso hervido acompañado de cualquier salsa de cocina tradicional, ensalada, bechamel o caldo.  

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